En el mercado La Hermelinda
Gente de mal vivir en el mercado autogestionario La Hermelinda forma parte del contexto donde niños y adolescentes desarrollan sus actividades productivas, obligados a ganarse unos soles para ayudarse a sí mismos y contribuir a la economía de extrema pobreza que es el pan de cada día de sus padres y hermanos menores.
Esta labor social –que sensibiliza a las instituciones, particularmente a las que pertenecen al sector público–, desarrollada por los Educadores de Calle del Ministerio de la Mujer y Desarrollo Social (Mimdes), es complementada por la Defensoría Municipal del Niño y el Adolescente (Demuna) de la Municipalidad Provincial de Trujillo, con el propósito de mitigar las penurias del trabajo infantil.
De acuerdo al plan de trabajo aprobado por la Gerencia de Desarrollo Social de la MPT, la Demuna –con personal que tiene verdadera vocación de servicio– desarrolla una ardua labor con niños trabajadores y sus padres, para hacer conocer el grave riesgo que corren en ambientes laborales donde a cada paso se tropiezan con delincuentes.
Los mercados La Hermelinda y Zonal Palermo (ex Mayorista), así como en el cementerio Miraflores, son los lugares en donde personal de la Demuna cumple estas actividades, para cautelar los derechos de niños y adolescentes.
Poco a poco los padres de familia fueron rompiendo la resistencia a la labor conjunta con la Demuna de Trujillo, para conocer, en primera instancia, el riesgo permanente de sus hijos, víctimas del trabajo infantil, porque sus realidades económicas los condena a alejarse de su quehaceres e inquietudes propias de su edad para asumir la obligación del trabajo.
En un inmueble edil, ubicado en el acceso al mercado La Hermelinda, unos 43 niños empadronados reciben clases de los Educadores de Calle. Los padres, por grupos, asisten a los diálogos con las internas de psicología de la Demuna, para tratar temas relacionados al trabajo de sus hijos, sus implicancias y como protegerlos del maltrato y del ilegal trabajo.
